La floración de los melocotoneros en Aitona es uno de los espectáculos naturales más impresionantes de la primavera. Durante unas semanas, los campos se transforman en un mar de flores rosas y blancas, creando un contraste vibrante con las montañas y el cielo azul. Este fenómeno no solo marca el inicio de la temporada de fruta, sino que es una celebración visual de la renovación y la vida. A través de mi cámara, busco capturar la suavidad y la elegancia de estas flores, cuyos colores y formas cuentan la historia de un lugar que se transforma en cada estación.