Frases de madre que juraste no repetir… y ahora se te escapan sin querer
- JOSE ANGEL BILBAO SUSTACHA
- hace 5 días
- 5 Min. de lectura
Sí, tú. Que lees sobre crianza respetuosa, sigues cuentas de psicología infantil, usas aceite esencial de lavanda y meditas con tu criatura en el parque…Pero un día te oyes decir:“¡Como vaya yo y lo encuentre…!”
Y ahí lo sabes. Se acabó. Te has convertido en tu madre.
No estás sola.
Estas frases forman parte del ADN de varias generaciones. Nos criaron con ellas. Algunas con amor, otras con amenaza pasivo-agresiva, muchas con el tono exacto entre firmeza y drama.
Y lo más curioso es que muchas madres de hoy —modernas, conscientes, jardinera-style— las tienen en la punta de la lengua. Y a veces… ¡se escapan!
Como pediatra, las escucho a diario. A veces con nostalgia, otras con humor y otras con un poco de horror. Así que hoy te traigo esta recopilación:

“20 frases legendarias de madre” que probablemente juraste no repetir, pero que… ¡pam!, ahí están.
1. “¡Y si tus amigos se tiran por un puente, tú también te tiras?”
El cortafuegos universal ante cualquier argumento tipo “todos lo tienen”.
Hoy decimos “cada niño tiene su ritmo”, pero cuando tu hijo pide TikTok con 7 años… la frase sube sola.
2. “Te voy a dar motivos para que llores de verdad”
Se decía cuando ya llorabas.
¿Coherencia? No. ¿Efectividad? Elevada.
Hoy preferimos la validación emocional, pero esta frase… se cuela como eco emocional del pasado.
3. “Esto no es un hotel”
Usada en contextos como: protestas por comida, horarios, ropa limpia y cero colaboración doméstica.
Traducción: aquí no se viene a exigir, se viene a aportar.
Y si lo piensas, no iba tan desencaminada…
4. “Mientras vivas en esta casa, se hace lo que yo diga. Y punto.”
La madre de todas las frases.
Inapelable. Cierre de debate que ni el Congreso.
Hoy usamos explicaciones y empatía… pero cuando llevas cinco “¿por qué?” seguidos, cuesta no usar el “y punto”.
5. “Cómetelo, que hay niños en África que no tienen qué comer”
Apelación directa a la culpa desde el comedor.
Hoy sabemos que no educa… pero muchos la tenemos tatuada en el subconsciente como banda sonora del plato de lentejas.
6. “Sana, sana, culito de rana…”
Más potente que el paracetamol. Funciona.
Incluso madres modernas con máster en neurociencia la recitan sin querer.Y sigue viva. Hasta los pediatras la usamos. Y sí: cura.
7. “Si no te portas bien, se lo digo al médico”
Como pediatra, confirmo: soy víctima de esta frase.
Ni soy amenaza, ni doy sustos. Solo doy vacunas… ¡y pegatinas!
No más chantaje sanitario, por favor.
8. “Abrígate, que luego vienen los catarros”
¿Científica? No. ¿Con instinto materno activado? Siempre.
La madre o la abuela te la suelta incluso en agosto “por si refresca”.Y si no lo dices tú… lo dice tu madre por WhatsApp.
9. “Como te caigas, encima te doy”
Lógica cero. Poder preventivo: alto.
Advertencia disfrazada de amenaza que hoy recordamos con culpa… y risa.
10. “¡Como vaya yo y lo encuentre…!”
Frase legendaria de localización mágica. Tú no lo veías. Ella iba. Lo encontraba. Siempre.
Hoy la repiten madres con GPS emocional activado. Poder heredado.
11. “Tómate el zumo rápido, que se le van las vitaminas”
No es verdad. Pero la ciencia no estaba invitada a ese desayuno.
Hoy sabemos que mejor fruta entera… pero la frase aún vive en muchas cocinas con exprimidor.
12. “Si andas encogido, te va a salir chepa”
Advertencia postural con toques anatómicos imaginarios.
Hoy usamos “ergonomía”, pero esta frase tiene solera…y sigue enderezando espaldas por toda la península.
13. “Si no comes, no vas a crecer”
Chantaje nutricional nivel medio.
Sabemos que no sirve, pero cuando el niño solo quiere pan, chocolate y ketchup… el subconsciente tira de archivo.

14. “Como se entere tu padre…”
Amenaza externa de autoridad delegada.
Hoy compartimos responsabilidades, pero cuidado con los días de poca paciencia: esta frase resurge como comodín clásico.
15. “¡El doctor te va a pinchar si no comes / no duermes / no te portas bien!”
Esta sí que no, por favor.
Soy pediatra, no verdugo.
No amenaces con la bata blanca. Yo solo quiero ayudarte… ¡y regalar pegatinas!
Pero sí, esta frase sigue viva. Y cada vez que la escucho… un sticker de dinosaurio llora.
16. “Sí hija, tú ibas para marquesa… pero la cigüeña se equivocó de puerta”
Sarcasmo fino con aire de resignación.
No se decía con maldad, pero era el antídoto perfecto para caprichos Deluxe. Hoy nos reímos… y también la hemos dicho.
17. “¿Tú qué te piensas, que soy tu criada?”
Aparece cuando el niño exige como si viviera en un resort.
Hoy educamos en autonomía, sí…Pero esta frase sigue viva en más de una cocina. Y con razón.
18. “Yo, a tu edad…”
Comparación generacional.
Tú nunca lo hacías tan bien como mamá. Y aunque no aporta mucho… en momentos de agotamiento educativo, sale sola.
19. “¿Estás aburrido? Pues ordena tu habitación”
No era solución… era castigo camuflado.
Hoy defendemos el aburrimiento como espacio creativo, pero en ciertos momentos…“¡A ordenar!” suena a justicia poética y autocuidado adulto.
20. “¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?” / “¿Cuántas veces tengo que repetir las cosas para que se entiendan?”
La frase bucle. Sabes que no sirve. Sabes que no ayuda. Pero la dices. Porque el disco rayado… eres tú.
👣 Bonus track: El poder educativo de la zapatilla (con efecto)
No podía faltar.
Esa zapatilla de andar por casa que, con solo aparecer, ya alineaba tus chakras y tus valores.
Pero es que no volaba: giraba esquinas. Con efecto. Con trayectoria guiada por radar materno.
Tú te escondías… y aún así te llegaba. Un boomerang emocional con suela de esparto y puntería divina.
Hoy no se usa. Hoy criamos con respeto, empatía y límites claros Pero la zapatilla con curva está en el imaginario colectivo…
y se merece un monumento.
🎯 Conclusión
Y ahí lo tienes. Una colección de frases que nos criaron y que ahora, aunque nos resistamos, se nos escapan como legado generacional.
Porque sí, evolucionamos, aprendemos nuevas formas de educar, leemos libros, seguimos cuentas de crianza respetuosa…Pero hay frases que tienen vida propia. Y salen.
Y a veces… no pasa nada.
Porque la crianza también es recordar de dónde venimos, reírnos de nuestras contradicciones, y abrazar ese equilibrio entre la madre que fuimos, la que somos…y la que nos enseñó sin manual.
💌 Y ahora sí: el final
Ay mamá…no sé qué haría yo sin ti.
Gracias por tus frases, tus errores, tus aciertos, tus abrazos y tu risa. Porque aunque las repitamos…no hay nadie como tú.
¿Quieres que te lo deje ahora en Word o PDF maquetado para publicar en Berrinches y Abrazos? ¡Te lo preparo al momento!
esta era la neurociencia de los babyboomers
Yo digo todas y alguna mas como te voy a lavar la boca con jabón¡¡¡