"¿Por qué llora mi bebé? Derribando mitos sobre alergias y lactancia"
- JOSE ANGEL BILBAO SUSTACHA
- 7 abr
- 3 Min. de lectura

En consulta, es frecuente encontrar madres agotadas, angustiadas, con un bebé que llora mucho y una gran duda clavada:
¿Qué es una alergia y qué no lo es?
Una alergia es una reacción del sistema inmunitario ante una sustancia que considera peligrosa, aunque no lo sea. En el caso de la alimentación, esa sustancia suele ser una proteína, como la de la leche de vaca, el huevo o el pescado.
En bebés, una alergia alimentaria puede manifestarse de muchas formas:
Reacciones en la piel (eccema, urticaria).
Problemas digestivos (vómitos, diarrea persistente, sangre en las heces).
Rechazo del alimento.
Falta de ganancia de peso.
En casos graves, incluso dificultad respiratoria.
Sin embargo, para que sea una alergia verdadera, debe haber una respuesta inmunológica demostrable o, al menos, altamente sugestiva.
¿Y qué no es una alergia?
Un llanto frecuente sin otros síntomas.
Los cólicos del lactante.
Una regurgitación aislada.
Un bebé que se tira muchos pedos.
El hipo, el moquillo o el puño en la boca.
Dormir poco.
Hacer caca explosiva, pero sin sangre.
Todo esto puede ser normal. Sin embargo, cuando estos comportamientos se repiten o nos preocupan, buscamos explicaciones, y muchas veces pensamos erróneamente: “Seguro que es algo que he comido yo”.
Desmontando mitos comunes:
¿Es mi leche mala? No, tu leche no es mala, ni tiene tóxicos, ni le hace daño a tu bebé. La leche materna es un alimento vivo, diseñado a medida para tu hijo. Incluso con dietas muy restrictivas, tu leche sigue siendo adecuada.
Es normal que, ante el llanto del bebé, busques culpables. Pero recuerda que no todo llanto es síntoma de enfermedad. Puede ser simplemente una forma de expresar incomodidad, hambre, sueño o sobreestimulación.
¿Es que no tolera la lactosa? La intolerancia a la lactosa congénita (desde nacimiento) es extremadamente rara. La gran mayoría de los bebés nacen preparados para digerir la lactosa, el principal azúcar de la leche materna.
En casos de infecciones digestivas o diarreas prolongadas, puede haber una intolerancia secundaria y transitoria, que desaparece al sanar el intestino. Así que, un bebé sano que llora no tiene intolerancia a la lactosa.
¿Es alérgico a las proteínas de la leche de vaca (APLV)? Sí, esto puede ocurrir incluso en bebés alimentados exclusivamente con lactancia materna, pero es poco frecuente.
Los síntomas incluyen: deposiciones con sangre, diarrea crónica, vómitos repetidos, pérdida de peso, eccema significativo o rechazo del pecho. El llanto por sí solo, sin otros signos, no justifica hablar de APLV. Su diagnóstico requiere una evaluación clínica cuidadosa y, a veces, pruebas específicas.
¿Debo dejar los lácteos si le doy pecho? Solo si se ha diagnosticado APLV y el pediatra lo indica. Si decides hacerlo, debe ser bajo guía médica para evitar dietas mal equilibradas que puedan agotarte y no beneficien a tu bebé.

¿Y si probamos a quitar la leche “por si acaso”? Esta es una de las propuestas más comunes, ya sea de la familia o incluso de profesionales con poca experiencia en digestivo pediátrico. Frases como:
“¿Y si le está sentando mal la leche de vaca que tú tomas?”
“Podrías dejar los lácteos una semana, a ver si llora menos.”
“Total, por intentarlo no pierdes nada.”
Pero sí se pierde algo: la confianza de la madre en su lactancia. Estas restricciones innecesarias pueden llevar al agotamiento, frustración y, en algunos casos, al abandono prematuro de la lactancia.
En medicina, no vale el “por si acaso” sin una razón clínica sólida. Cada intervención, incluso la más simple, tiene consecuencias.
Tipos de APLV:
APLV mediada por IgE (alergia “rápida”):
Aparece en minutos u horas.
Provoca urticaria, vómitos bruscos, dificultad respiratoria.
Se diagnostica con pruebas como IgE específica o prick test.
Menos común en lactantes.
APLV no mediada por IgE (alergia “invisible”):
Se manifiesta de forma lenta y persistente.
Produce diarrea, sangre en heces, vómitos frecuentes, rechazo del pecho.
Su diagnóstico se basa en la mejora tras retirar las proteínas de leche de vaca y la recaída al reintroducirlas.
¿Y la IPLV?
IPLV significa "intolerancia a las proteínas de la leche de vaca". Aunque es un término muy usado, no está reconocido oficialmente en guías médicas. Suele referirse a bebés con síntomas digestivos leves (gases, cacas blandas, llanto) sin pruebas claras de alergia. En la mayoría de los casos, no hay alergia verdadera ni intolerancia, sino que se trata del ajuste natural del sistema digestivo del bebé.
Conclusión: confianza y calma
Confía en ti misma: tu leche no es mala, ni tu cuerpo está fallando. El sistema digestivo de tu bebé está madurando, y lo estás acompañando con amor y paciencia. Si hay algo más, se evaluará con calma y criterio. No dejes que el “por si acaso” mine tu seguridad como madre.
Frase para recordar: "El llanto del bebé es comunicación, no diagnóstico. No todo llanto es un problema médico, y no toda solución pasa por eliminar alimentos."
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